La política educativa en España, allí donde gobierna la izquierda o los regionalistas, es un desastre sin paliativos. Y lo es porque esos grupos conceden más importancia a la política que a la educación, y esos son los resultados.
Y esos resultados se ponen de manifiesto, vez tras vez y año tras año,
en los sucesivos informes internacionales sobre la materia. Pero si hay que
tirar balones fuera, se tiran. Creado un grupo de trabajo para abordar el
desastre en Cataluña, su primera decisión ha sido indicar que ahora no es el momento de señalar culpables.
Una persona normal, ante un desastre, busca las causas -objetivas y subjetivas- del mismo, y procede a combatirlas. En la esquinita nororiental de España, a lo que parece, los que mandan quieren hacer las cosas de otra manera.
Pues no les arriendo la ganancia.
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