Como he dicho muchas veces, y más que diré, los secesionistas catalanes y el partido de la mano y el capullo tienen muchos puntos en común. Tantos, que casi se diría que son hermanos separados al nacer.
Los socialistas hicieron de Andalucía su cortijo durante cuatro
décadas, al punto que costaba distinguir dónde acababa el partido y empezaba la
Administración. Los de la barretina hicieron, bajo la égida de Jorgito
Polluelo, de la esquinita nororiental de la piel de toro su masía.
Y ahora que tienen al psicópata de la Moncloa cogido por los dídimos, quieren blindar la cosa, exigiéndole frenar las investigaciones sobre el dinero en Andorra y el fin del asedio al paraíso fiscal de los Pirineos…
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