Cuando alguien de derechas recibe los halagos de la izquierda, al menos en España, es que está haciendo algo mal. En cambio, si le llaman facha o, peor (mejor) aún, fascista, es que está haciendo lo correcto.
O, al menos, actuando sin pensar en el qué dirán… los de la
izquierda. Por eso, es lo de menos que la propuesta del Partido Popular que
comentaré a continuación es una copia barata de otra anterior que hizo Vox, o
si ahora dice Diego donde antes dijo digo. Lo importante verdaderamente es lo que
dice ahora.
Y si propone disolver los partidos políticos que declaren la independencia de una parte de España, o que promuevan un referéndum ilegal,
bienvenida sea la propuesta. Sobre todo
porque deja en evidencia posturas como las del partido de la mano y el capullo,
que ve delitos de odio en los ataques a figuras representativas del Estado según de quién provengan…
…y contra quién se dirijan. Si los hace la derecha, malos; si los hace
la izquierda, los secesionistas o los terroristas, son libertad de expresión. Si
se golpea una piñata que recuerda vagamente a un psicópata, embustero, narcisista,
grosero y traidor a su patria, malo; si se quema la Constitución, o la foto de
Su Majestad el Rey don Felipe VI, a quien Dios guarde muchos años, es libertad
de expresión. Si se dice que las sucesivas calientacamas del Chepas han
llegado a donde han llegado por acostarse con quien se han acostado, malo; si
se desea que a una política de derechas
(o de centro) la violen, es libertad de expresión.
Pues no: o jugamos todos a lo mismo, o rompemos la baraja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario