Hace tiempo que la prensa dejó de dedicarse a informar. Ahora, a lo que se dedica es a dar las noticias de un modo sesgado y, sin llegar del todo a mentir (al menos, no siempre), presentar los datos de un modo parcial.
Tomemos, por ejemplo, el titular sobre la
segunda vuelta de las elecciones legislativas en Francia: la extrema izquierda se impone en Francia y relega a Le Pen a tercera fuerza contra todo pronóstico. En esa frase hay una verdad a medias, una verdad casi completa
y una mentira palmaria. Vamos por partes.
La verdad a medias es que sea la extrema
izquierda quien haya ganado las elecciones -al menos, en sufragios-, y mucho
menos se ha impuesto. En el sistema a doble vuelta que rige en el país
vecino, no es la primera vez que se decreta un todos contra Le Pen (da
lo mismo que sea el padre o la hija). Así, Jacques Chirac fue el presidente con
un mayor respaldo de los votos emitidos… cuando su contrincante era Le Pen
(padre), y se decretó la movilización general para votar al mal menor (mal para
la izquierda, claro). La fuerza que ha obtenido más diputados ha sido un (no
recuerdo el nombre) Frente Popular Bis, que aglutinaba, creo, a todo lo
que hay a la izquierda de Macron. Por ahí andan, sí, los comunistas y los
antisistema (aunque ya sabemos que esos, lo que quieren en realidad, es vivir a
costa del sistema), pero también una especie de totum revolutum de lo
más variopinto. Es decir, han conseguido más escaños.
Pero no más votos, y ahí está la verdad casi
completa: el partido de Le Pen ha sido la tercera fuerza, sí, pero en escaños,
no en votos. No sé si considerando los bloques también, pero hoy por hoy el
partido de Le Pen, se llame como se llame, es el partido político que más votos
concita en Francia.
La mentira palmaria es la de contra todo pronóstico. Conocidos los precedentes, era bastante fácil prever que ocurriría lo que ha ocurrido: que, en la segunda vuelta, todos los partidos a la izquierda de Le Pen -en la práctica, todos los demás partidos- se iban a conjurar contra ella. Así que, si no había pronóstico alguno que vaticinara lo que finalmente ha ocurrido, era porque los pronosticadores se habían convertido en los tres monos en uno.
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