De los seis Marx famosos, uno no tenía ni puñetera gracia; los otros cinco, amén de ser hermanos, tenían gracia en diversos grados. No sé si Julius, más conocido como Groucho, era el más gracioso de los cinco, pero es del que más chascarrillos se conocen.
Uno de ellos es aquel de estos son mis
principios, pero si no le gustan, tengo otros. En este sentido, el psicópata
de la Moncloa es un marxista (juliano) de manual, porque cambia de idea más que
de colchón.
Y es que el desgobierno socialcomunista que
tenemos la desgracia de padecer y que él pastorea reconoció la actuación de grupos violentos coordinados durante la injerencia rusa: las jornadas que
precedieron y siguieron al butifarrendum II.
Aunque (o precisamente por ello) ahora estén torpedeando la actuación del juez que está investigando la trama.
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