Viendo un partido de fútbol de cerca te das cuenta de que los jugadores de fútbol profesionales son, en general, una panda de veinteañeros con más dinero que cerebro. Por eso no es extraño que loa integrantes de la selección española de fútbol, en el transcurso de la celebración, ingirieran de más algunas sustancias, vamos a llamarlas así, desinhibidoras. Al menos, esa es la impresión que daban.
Y claro, cuando te desinhibes, dices y haces
cosas que a lo mejor, en plena posesión de tus facultades mentales, no dirías o
harías. Como, por ejemplo, proclamar a voz en cuello y refiriéndote a
Gibraltar, que la roca es nuestra. Proclamación que con bastante lógica,
ha molestado en el Peñón, donde califican los comentarios de rancios.
Rancio es mantener en pleno siglo XXI una colonia que vive del contrabando y poco más.
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