Según feminazis y maricomplejines, sólo los hombres son violadores, y todos en potencia lo son. Una mujer, según este punto de vista, nunca podrá cometer una violación o un delito de índole sexual, por mucho que la ley Sánchez-Montero haya ampliado el espectro de esta figura penal.
Hay quienes defendemos que esto no es así. Que
hay mujeres tan capaces como el peor de los hombres de atentar contra la
libertad sexual de otra persona, sea esta otra persona hombre o mujer.
Es lo que ha pasado con el partido de fútbol
entre la secciones femeninas del Barcelona y el Español de hace un mes, en el
que una futbolista culerda tocó a una perica en los genitales y le preguntó si
tenía picha (sic).
Pero como la agresora es una mujer, lesbiana y del Farça para remate, no pasó nada.
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