En todo hay dos maneras de hacer las cosas: la de la izquierda, y la correcta. Tomemos, por ejemplo, el caso de Karla Sofía Gascón, linchada mediáticamente por unos tuits, publicados hace unos años, que hirieron la acentuada sensibilidad de los políticamente correctos.
Por un lado, el director José Antonio Bayona
admite la existencia de un linchamiento (¡qué menos!), pero (ahí la
fastidiamos) considera que Gascón se equivocó y que sus mensajes eran inexcusables.
Vamos, que se merece el linchamiento.
Por otro lado, el matrimonio formado por Macarena Gómez y Aldo Comas defendió la idea de que el arte debe separarse de
la persona que lo crea. A mí, por ejemplo, como personas me producen un asco
inmenso Picasso, García Márquez o Javier Bardem, pero jamás les negaré el
talento en lo suyo.
Claro, que el matrimonio dejó pasar la ocasión de estropear sus bonitas palabras, y calificaron los tuits de barbaridades.
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