Hay una escena, al final de la película Los intocables, de Brian de Palma, en la que Elliot Ness, personaje interpretado por Kevin Costner, solicita al juez el cambio del jurado que va a participar en el juicio a Al Capone, porque todos los miembros del jurado habían sido sobornados.
El juez, al principio, se resiste, hasta que cambia de opinión porque Elliot Ness le había dicho que su nombre también estaba en el libro que recogía los sobornos que la organización mafiosa hacía. El fiscal le replica Su nombre no estaba en el libro, a lo que Ness no contesta. Es decir, que también estaba sobornado.
Algo parecido está sucediendo con la trama de
corrupción tejida alrededor del desgobierno socialcomunista que tenemos la
desgracia de padecer: de partida todos los implicados niegan haber participado,
haber tenido conocimiento o haber tenido encuentros con unos u otros
comisionistas. Pero luego, conforme avanza el tiempo y las pruebas se van
amontonando, todos matizan sus palabras y ya no niegan de plano los contactosmantenidos.
Como le dice Ness a Capone, no hay que pararse hasta que la pelea haya terminado.
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