Lo he dicho unas cuantas veces ya, y en el futuro seguro que vuelvo a repetirlo, pero ahí va de nuevo.
No discuto el cambio climático. Es más, defiendo que el clima es, por
su propia esencia, cambiante. Otra cosa es que me permita dudar de eso que
llaman calentamiento global, de su carácter antropogénico (o, en todo
caso, de que la contribución humana sea relevante) y de que lo que hagamos o
dejemos de hacer vaya a influir de manera significativa en el devenir de los
acontecimientos. Quizá sea por mi educación cristiana, pero considero al ser
humano como bastante insignificante a nivel cósmico.
Y claro, entre las predicciones apocalípticas sistemáticamente incumplidas y las cifras de recuperación del hielo antártico -aunque hay quienes dicen que lo que se gana en el Sur se más que pierde en el Norte-, hasta los más conspicuos ecologistas sandía admitirán que hay margen para mi escepticismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario