Por ahí leí un análisis que decía que Donald Trump no se cree ni la mitad de las cosas que proclama, sino que, amigo del chalaneo como es, empieza pidiendo mucho más de lo que está dispuesto a considerar como admisible para, con el regateo, acabar aproximadamente donde quería.
En cualquier caso, podría cuidad un poco las
formas; aunque, de hacerlo, quizá no consiguiera sus objetivos. Pero resulta
desagradable escucharle calificar al presidente de Ucrania de dictador e instarle a actuar rápido, o Ucrania desaparecerá.
En tiempos convulsos como estos se echa de
menos a estadistas como Churchill, Reagan, Thatcher o Kohl.
No hay comentarios:
Publicar un comentario