Por mucho que juren, perjuren y recontrajuren su compromisos con estos o aquellos principios, en realidad las grandes corporaciones se orientan hacia donde sopla el viento.
La prueba es que tan pronto como el viento
cambia de orientación, ellos arrían las velas que tenían izadas e izan las que
tenían arriadas. Al modo del personaje interpretado por Groucho Marx, tienen
sus principios pero, si es necesario, tienen otros. Diametralmente opuestos,
incluso.
Es el caso de Mc Donald’s y Google, que han replegado sus políticas de género y diversidad tras la victoria de Donald Trump. Si de verdad creyeran en lo que defendían hasta hace cinco minutos, mantendrían su postura. No lo han hecho, luego no creen.
Y es que el dólar es el dólar, amigos.
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