Dicen que la derecha está a favor de la familia (entendida ésta en su sentido tradicional), mientras que la izquierda buscaría destruirla, al ser ésta un pilar básico de la sociedad.
Al menos en España, nada más lejos de la
realidad. Ninguna ideología se ha preocupado más de la familia que la
izquierda, y los ejemplos son variados: Alfonso Guerra colocó a su hermano en
la Delegación del Gobierno en Sevilla, para que pudiera hacer pingües negocios
y se hinchara a tomar cafelitos; Mónica Oltra encubrió a su marido
cuando éste fue acusado de un delito contra la libertad sexual, al tiempo que Timo
Puch permitía que su hermano -ah, los colaterales en segundo grado- ganara
pasta a espuertas; el Chepas colocó de parlamentaria a su primera
calientacamas conocida, y de miembro del desgobierno que tenemos la desgracia
de padecer a la segunda; Golpe Pumpido, al tiempo que hace de mamporrero
en el Prostitucional del psicópata de La Moncloa, le cubre las espaldas
procesales a su vástago; el psicópata de La Moncloa da un empleo a su hermano y
una bicoca a su cónyuge; y ahora, Víctor de Aldama ha aportado información que señalaría al hijo de Ábalos en supuestas consultorías de las obras públicas amañadas.
Para que luego digan.
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