Las malas lenguas aseguran que la izquierda busca deshacer la familia tradicional, pilar básico de la sociedad, para así crear una sociedad nueva en la que los epígonos del jeta vocacional detentarían el poder por siempre jamás.
Nada más lejos de la realidad. Al menos en
España en el último medio siglo, nadie se ha preocupado por la familia tanto
como la izquierda: González favoreció a su cuñado; Guerra, a su hermano;
Iglesias, a sus sucesivas parejas y muy especialmente a la madre de sus hijos;
Sánchez, a su cónyuge y a su hermano; y Ábalos, además de a múltiples sobrinas,
a su propio hijo.
O, al menos, eso es lo que parece pensar el juez que instruye la causa contra quien fuera mano derecha del psicópata de la Moncloa en el partido de la mano y el capullo y en el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer.
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