miércoles, 23 de abril de 2025

Justicia poética

Dice el refrán español que quien es juez y parte se lleva la mejor parte. Algo parecido podría decirse del fiscal particular del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer.

En efecto, no dimite -ni es cesado- del cargo que ocupa al ser investigado por un presunto -a diferencia de los de la mano y el capullo, como Petisú, los de derechas mantenemos la presunción de inocencia aun cuando todos los indicios inducen a pensar en que es más culpable que Judas- delito de prevaricación, de los más graves que puede cometer un miembro del poder judicial.

Sin embargo, lo irónico es que -aunque el hecho de que el ordenamiento no previera la posibilidad de que la cabeza del Ministerio Público pudiera ser imputado-, el artículo 145 del Reglamento del Ministerio Fiscal establece que la persona titular de la Fiscalía General del Estado podrá acordar motivadamente, con arreglo a los principios de presunción de inocencia y proporcionalidad, previa audiencia del interesado y de la Comisión Permanente del Consejo Fiscal, la suspensión cautelar de cualquier miembro del Ministerio Fiscal contra el que se siga un procedimiento penal.

Caso en el que se encuentra su compinche, la fiscal jefe provincial de Madrid.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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