Sobre el hermano del psicópata de la Moncloa, caben dos posibilidades: o tiene talento, o no lo tiene. Como músico, quiero decir.
Si lo tiene, todos los jeribeques
que aparentemente hicieron en el partido de la mano y el capullo para darle un
puesto parecen innecesarios. Y si no lo tiene, sería un caso más de prevalencia
del amiguismo -nepotismo, en este caso- sobre la capacidad.
Y lo que parece confirmarse cada
vez más es lo segundo. Por datos como el hecho de que, veintitrés días antes de
la publicación de las bases para la cobertura del puesto que pasó a ocupar un
amigo íntimo del hermanito, por parte del otro Sánchez-Castejón ya se estaría dando por hecho su incorporación al mismo.
Blanco y en botella…
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