Quizá es que sea un malpensado. Puede que carezca de las anteojeras ideológicas de otros. Es posible, por el contrario, que mis anteojeras ideológicas me hagan focalizar mi visión de un modo que veo ciertas cosas con bastante claridad.
Porque, en la entrevista de hace un mes al presidente de Convivencia Cívica Catalana, organización que -creo yo- para nada
puede ser considerada como afín o próxima al separatismo, el entrevistado se
descolgó con que la franquicia regional de los de la mano y el capullo no
tiene principios -hasta ahí, bien, aunque lo mismo pasa en el resto de
España- y que se está convirtiendo en un partido separatista más.
¿De qué guindo se ha caído este hombre? Siempre lo ha sido o, al menos, de tres décadas largas para acá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario