Cualquiera que me lea o que me conozca un poco sabe que el actual ocupante de la cátedra de san Pedro no me merece mucho respeto. Como Sumo Pontífice de la iglesia a la que pertenezco, le debo respeto y obediencia, aunque no sometimiento ovino.
Según me preparaba para escribir esta
entrada, he pensado en que algunos de sus predecesores también se han ocupado
de lo mundano; pero, por lo que recuerdo o he leído, repartían palos a derecha
e izquierda, sin ser descaradamente sectarios.
O, a lo peor, es que como me cae gordo, miro con malos ojos todo lo que hace y dicen. Pero ya está cargando otra vez contra el neoliberalismo, mientras que al marxismo (sea paleo o neo) lo deja bastante tranquilo, o eso me parece.
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