En un país medianamente serio, que un cantamañanas como Fernando Simón -que quizá sea una eminencia, pero que quedó completamente desacreditado por el papelón que se prestó a hacer- tenga aspiraciones a algo por encima del nivel de socorrista de piscina -y que me perdonen los socorristas- sería sorprendente.
En España, no. En España, aspira
a presidir una agencia estatal de salud pública uno que dijo que a los sumo
habría uno o dos contagios, uno que dijo que no podía aconsejar no ir al
aquelarre feminazi, uno que ha admitido que tuvo que contar mentiras. Uno que
se ha llevado un sonoro bofetón cuando el PP, Vox y los jotaporcatos
tumbaron la creación de esa agencia.
Por ello, y por mucho más…
No hay comentarios:
Publicar un comentario