sábado, 26 de abril de 2025

Ya veremos

Si no recuerdo mal, en el cuento titulado El sastrecillo valiente (la imagen que tengo en mente es la de Disney, en la que el personaje principal es interpretado por el ratón Mickey), el protagonista, tras emprenderla a manotazos con las moscas que le molestaban en su tarea, se fabricó una banda en la que ponía Mata siete y espanta ocho. Sin especificar, naturalmente, qué había matado o espantado.

Supongo que ese es el origen del vocablo español matasiete, que significa, según la Real AcademiaEspañola de la Lengua, fanfarrón, hombre preciado de valiente. Y esa es la imagen que me ha venido a la cabeza cuando me he puesto a escribir esta entrada, que versa sobre las declaraciones que hizo el presidente del consejo de gobierno de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, tras el pacto de los de la mano y el capullo con los jotaporcatos para la distribución de los invasores (presuntos) menores no acompañados acogidos en Canarias.

Un inciso: digo invasores, y no inmigrantes, porque los segundos lo hacen siguiendo los cauces legales, mientras que los primeros entran sin permiso y con ánimo de quedarse. Y eso es lo que ocurre con los que llegan en cayuco a las Islas Afortunadas. Sigo.

Según el castellanomanchego, el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer no tiene política de inmigración (cierto) y todo aquello que propone son parchkes (también cierto). A esto le respondieron el filósofo perico, que le exigió lealtad a las siglas del partido (y a España que le den, añado); el ninistro Pekeño, que le afeó no tener en cuenta el contexto (¿cuál? ¿El de que el psicópata está dispuesto a, literalmente, cualquier cosa, para seguir detentando el poder?); y el hoy ministro y antes presidente de nuestro archipiélago africano, que se ofreció a explicarle los puntos positivos del acuerdo porque se posicionaría a favor cuando lo entendiese. A esto respondió el émulo del ingenioso hidalgo (este, al menos, tenía dignidad) diciendo que iba a ser él el que les explique cómo son las cosas con muchísimo detalle.

Sí, claro: mucho lirili y poco lerele, que luego vota lo que le dicen desde Moncloa.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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