Desde el punto de vista de la izquierda patria, sus miembros siempre consiguen los puestos que ocupan por su valía, mientras que la derecha los otorga por amiguismo. Y si la derecha critica los nombramientos, caben dos posibilidades: o decir que lo hacen por envidia o -en un caso manifiesto de estrategia equivocada- decir que ahora les toca a ellos (con lo que admiten que hacen las cosas del modo equivocado).
Lo que sí está claro es que, sea
mérito o dedazo, los de la mano y el capullo hacen las cosas a conciencia. Como
el asesor de Moncloa que trabajó para el teledirector de orquesta
mientras su hermano -esto es, el psicópata de la Moncloa- firmaba con Portugal el apoyo a sus proyectos.
Y luego dicen, repito, que la izquierda está en contra de la familia…
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