Esta entrada viene, en cierto modo, a ser una continuación de la anterior en la serie. Porque si en ella planteaba el hecho de que, con el transcurso del tiempo, hayan ido abandonando el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer todos aquellos que tenían un cierto poso intelectual o profesional, hoy me pregunto qué les hizo, en primer lugar, aceptar el puesto.
Porque los tuercebotas como Petisú o
el Pitecanthropus vale, no encontrarían trabajo en ningún otro sitio; pero gente
como Pedro Duque o Nadia Calviño, válidos en principio, ¿qué razones podrían
tener? Algún cándido pensaría que afán de servicio en alguien como Duque, o
quizá un punto de vanidad (aunque, siendo astronauta, es difícil llegar más alto…
lo sé, lo sé, chiste malo); o de ambición, en alguien como Calviño.
En fin, son cosas que nunca entenderé.
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