domingo, 27 de abril de 2025

Vaya marrón

Si hay algo que encarne a la perfección el llamado ecologismo sandía -verdes por fuera, rojos por dentro- es la organización llamada Greenpeace (o, traducido finamente, orina verde).

Porque protestan mucho contra las prácticas y políticas teóricamente contaminante de los países occidentales (saben que no les pasará nada), pero callan como gallinas ante los desafueros medioambientales perpetrados por la República Popular China, probablemente el país que más ha hecho por la degradación ecológica en toda la Historia, con permiso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Qué casualidad, dos dictaduras comunistas… ¿o no es tanta casualidad?

Por eso, cuando he leído que la citada organización ha sido condenada a pagar seiscientos sesenta millones de dólares (al cambio, unos seiscientos cinco millones de euros) en concepto de daños y perjuicios a una compañía petrolera como responsable de difamación. Los ecolojetas, claro está, han recurrido, pero la sanción establecida es veinte veces su presupuesto anual, lo que podría llevar a la quiebra de la franquicia estadounidense de los sandías.

No es que me dé ninguna pena, la verdad.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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