Occidente -entendiendo por tal el conglomerado heredero de la tradición filosófica griega, jurídica romana y moral judeocristiana- tiene un enemigo tricéfalo que busca destruirlo y, parafraseando a Gandalf en El señor de los anillos (el libro, no las películas), vencer toda resistencia, derribar las últimas defensas y cubrir todas las tierras con una segunda oscuridad.
Este enemigo es la Rusia de
Putin, la China comunista y el Islam. Por eso se llevan tan bien entre ellos,
por eso se prestan ayuda mutuamente y por ello se les encuentra detrás de la
mayoría de los ataques a las democracias occidentales, sean violentos o
meramente corruptores.
Por eso no es una sorpresa encontrarse con que la trama de hidrocarburos de Víctor de Aldama llegó a recibir una oferta de la gasística rusa Gazprom cuando ya estaba siendo vigilada por la UCO.
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