Como
he leído por ahí, cuando la izquierda en general -y la española más, y no
digamos ya la actual- habla de unidad, de arrimar el hombro, de esfuerzo
conjunto, lo que busca es la aquiescencia silente a cualesquiera propósitos
que tenga, ya sean políticos, económicos o de ingeniería social.
Por
ello, cuando Pdr Snchz ha mantenido la reunión con las empresas del Ibex
35 (entendámonos: con los dirigentes de las mismas), con la intención de
presionar al PP para la renovación (lampedusiana: que todo cambie para
que todo siga igual, o peor) de los órganos constitucionales, lo único que busca
es hacerle cómplice -o colaborador necesario- en su constante y progresivo
proceso de seguir infiltrando sus tentáculos en todas las instituciones del
Estado. Algo en lo que, otra parte, no es especialmente original, pues sigue la
tradición iniciada por Felipe González en los ochenta del pasado siglo y por
Rodríguez en la primera década del presente.
Al
menos, el PP ha tenido la mente rápida y la lengua ágil, y ha respondido a la
presión del desgobierno para que colabore en la aprobación -porque ya sabemos
que de elaborarlos se encargarán suciolistos y neocom en la
cancha que les deje Europa- de los presupuestos generales del Estado
diciéndoles las verdades del barquero: que primero se pongan a trabajar y de acuerdo entre ellos.
Y
mientras, la supuesta eminencia económica del desgobierno, Nadie Calviño,
se agarra a la temporada de verano para vender el robusto crecimiento de
nuestra economía.
Por
ello, y por mucho más…
¡¡¡EL
GOBIERNO ES RESPONSABLE!!!
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