Cuando
neocom -en sus diversas variantes regionales y hasta locales- y pomelos
irrumpieron en la escena política y rompieron el bipartidismo, se suponían que
representaban la nueva política. No quedó demasiado claro qué era eso,
salvo una especie de nosotros no somos como ellos, los viejos partidos.
Pero
¡ay!, esos nuevos partidos están formados por personas, y las personas
son falibles. Lo que quiero decir, y el tiempo así lo ha demostrado, es que en
algunas de sus malas prácticas -por no decir en todas-, es difícil diferenciar
a los viejos partidos de los nuevos: colocación de afines (y hasta familiares)
a dedo, derroche del dinero público, uso y abuso de las gabelas asociadas al
poder… y comisión de delitos, singularmente el de la corrupción.
Viene
todo esto a cuento de las noticias sobre la corrupción en el partido neocom.
Según el ex abogado del partido -que algo debe de saber del tema, creo yo-, no
estamos ante Gurtel o Filesa (es decir, los casos paradigmáticos de
financiación ilegal, respectivamente, del PP y del PSOE), sino que es mucho peor: serían algunos dirigentes los que se habrían enriquecido, y el Chepas
no podía ignorarlo.
Cuando
saltaron estas declaraciones, Junior desapareció. Los tres partidos de
centro y derecha, que a veces son bastante torpes, esta vez anduvieron listos,
olieron sangre e intensificaron su ofensiva contra el líder único de los
morados. Por otra parte, éstos alegaban indefensión aduciendo que no tenían íntegra
la declaración de su ex letrado. Como han recibido una copia íntegra de la
misma, se quedan sin una excusa.
Y
de eso, hace un mes ya…
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