Hay
políticos españoles -básicamente los de izquierdas que han tenido alguna (i) responsabilidad
de gobierno- que, como suele decirse, estarían más guapos callados. Es decir, que
vista su ejecutoria, son los menos legitimados para criticar a los demás… salvo
que sea por conocimiento de causa, en plan si se trata de hacer mal las
cosas, nadie sabe de eso más que yo.
Es
el caso de Susana Díaz, que presidiera el consejo de gobierno regional de
Andalucía y que tiene el honor (nunca le estaremos lo bastante agradecidos) de
haber sido quien puso fin (de momento, y esperemos que por mucho tiempo) a la
satrapía socialista al Sur de Despeñaperros. Con el desahogo de quien no tiene
sentido de la vergüenza, del ridículo o, ya puestos, sentido común, la líder
esa se permite criticar al ejecutivo de su sucesor, que está haciendo las
cosas bastante mejor que ella… y eso, a pesar de que, como ha señalado la
Cámara de Cuentas (el supremo órgano fiscalizador regional), haya mil quinientos millones de euros en facturas sin pagar… de los que entre una cuarta
y una tercera parte se generaron en el último año del Susanato.
Lo
dicho: mejor con la boquita cerrada… y la mano lejos del bolsillo de los andaluces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario