martes, 29 de septiembre de 2020

Reflexiones atemporales (XVIII): A quién deben algo las mujeres

No hace demasiado tiempo, la indocta egabrense Pixidixit declaraba, muy ufana ella, que El feminismo es de todas... no, bonita, nos lo hemos currado en la genealogía del pensamiento progresista, del pensamiento socialista.

Como en tantas otras cosas, como tantos otros socialistas, erraba (es lo que tienen los homófonos y los jumentos, y que me perdonen los asnos). Eso, siendo clementes y bien pensados, porque la alternativa, mucho más probable, es que mentía como una bellaca.

Porque si las mujeres votaron en la añorada (por los giliprogres) segunda república española, no fue precisamente gracias a progresistas y socialistas, sino a la derecha. En efecto, por parte de la izquierda se consideraba que las mujeres estarían influidas por los curas a la hora de votar, con lo que sus sufragios irían en masa a la derecha; eso cuando no soltaban perlas -éstas no me las conocía hasta que me he documentado para esta entrada- como que la mujer es histerismo y se deja llevar por la emoción y no por la reflexión crítica (Roberto Novoa, de la Federación Republicana Gallega), o que el histerismo impide votar a la mujer hasta la menopausia (Hilario Ayuso, del Partido Republicano Federal, que también propuso una enmienda por la que los varones pudieran hacerlo desde los 23 años, pero las mujeres desde los 45), o que es necesario que las mujeres que sentimos el fervor democrático, liberal y republicano pidamos que se aplace el voto de la mujer (Victoria Kent, del Partido Radical Socialista, en el Congreso el 1 de Octubre de 1.931; más tarde propondría, infructuosamente, que las mujeres no depositaran su papeleta en unas elecciones generales hasta haberlo hecho dos veces en unas municipales).

¿Y quién estaba a favor del sufragio femenino activo? Pues Clara Campoamor, que señalaba, entre otras cosas, lo siguiente:

¿De qué se acusa a la mujer? ¿De ignorancia? Si se trata de analfabetismo, las estadísticas afirman que, desde 1886 a 1910, el número de analfabetos entre las mujeres ha disminuido en 48.000, mientras que en los hombres en menos proporción. La curva ha seguido así hasta hoy, un momento en que la mujer es menos analfabeta que el hombre.

Y tras esta ración de Historia seria, vamos con un poco de demagogia barata, para demostrar que es fácil pillar a la izmierda con sus propios trucos. Se suele decir que en el franquismo la mujer casada era una ciudadana de segunda, y que no fue hasta la reforma del Código Civil que se igualó en derechos al varón. Pero si uno busca esa reforma concreta, se encuentra con que fue aprobada el 2 de Mayo ¡de 1.975! Vivo por tanto el Generalísimo, vigentes las Leyes Fundamentales y, en fin, en pleno franquismo. Así que si en España las mujeres primero pudieron votar, y luego tuvieron los mismos derechos que el hombre… no fue gracias a la izquierda, sino a la derecha.

Zas, en toa la boca.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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