viernes, 18 de septiembre de 2020

Coronavirus (187)

Vamos a decirlo claramente: Pedro Sánchez-Castejón, presidente del Gobierno de España, no es un demócrata. No cree en las libertades de los demás, ni en los derechos de los demás, ni en las opiniones de los demás, ni en la separación de poderes.

Como casi todos los socialistas -me refiero, como siempre, a los políticos, no a los de base- que ha habido en España, son marxistas de corazón: conciben las instituciones democráticas como un medio para alcanzar el poder y, una vez conseguido, mantenerse en él. Y si para mantenerse en él necesitan pasar de las reglas democráticas como de la mierda, pues pasan, y a otra cosa, mariposa.

Ya lo dijo muy claro en una entrevista televisada: ¿De quién depende el Ministerio Fiscal? Del Gobierno, ¿no? Pues eso. Y eso es lo que tenemos, con una fiscal general del Estado que es, en realidad, sin disimulos y sin ambages, una fiscal general del Gobierno. ¿Qué se puede esperar de quien se juntaba con políticos corruptos y jueces prevaricadores, se blasona de progresista pero llama maricón a un compañero de carrera, y pasa del ministerio de Justicia a la Fiscalía General del Estado sin solución de continuidad?

Por lo tanto, que la Fiscalía del Tribunal Supremo haya pedido archivar las veinte querellas contra el Gobierno por la gestión de la pandemia no sorprende en absoluto. Y menos cuando el teniente fiscal del Supremo, un tal Luis Navajas al que no tengo el disgusto de conocer, resulta ser de la cuerda de la susodicha.

Por ello, y por mucho más…


¡¡¡EL GOBIERNO ES RESPONSABLE!!!


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