En
varias ocasiones he señalado que la jerarquía católica catalana no hacía honor
a su etimología, en el sentido de que era más catalana que católica
(universal). Quizá las cosas hayan empezado a cambiar.
Porque
hace un par de días saltaba la noticia de que los obispos de Gerona y Tarragona
cuestionan el proceso secesionista y reconocen que el independentismo ha provocado una fractura social. Tampoco es que haya que ser especialmente
brillante para darse cuenta de semejante efecto: aunque sólo sea a efectos
estadísticos, Cataluña está prácticamente partida por la mitad entre los que
dicen querer seguir siendo españoles y los que dicen querer ser independientes.
Ahora
bien, si los prelados hacen tales declaraciones por auténtico convencimiento, o
por puro cálculo interesado, ese es otro tema. Es triste decirlo, pero con la
jerarquía catalana -y con la vasca también- hay que pensar en esos términos,
para no llevarse luego desilusiones.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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