Los
secesionistas catalanes han repetido tantas veces sus mentiras, y éstas han
tenido tanto apoyo de la izquierda y tanto silencio de la derecha, que no es de
extrañar que se crezcan y sigan pidiendo cada vez más insensateces.
La
última ocurrencia ha venido por parte de Chistorra, que exige a Sin
vocales y a Su Majestad el Rey don Felipe VI, a quien Dios guarde muchos
años, que pidan perdón por el fusilamiento de Companys.
Vamos
a pasar por alto que a Companys, quien le fusiló -permítaseme la metonimia- fue
Franco. Por tanto, ni el ocupa de la Moncloa ni el legítimo inquilino de la
Zarzuela habían nacido; es más, probablemente no eran ni un proyecto en la
mente de sus respectivos progenitores de uno y otro sexo. Vamos a pasar por alto
también que a Companys se le fusiló después de un juicio, y que si se le pudo
juzgar y fusilar fue porque la Gestapo le entregó a las autoridades españolas,
ya que se encontraba huido: es decir, que la exigencia de perdón debería
extenderse a las autoridades alemanas y, si se me apura, a las francesas. Pasemos
también por alto que en aquella época en España no reinaban los Borbones, y
mucho menos gobernaban los socialistas (que se sepa).
No
pasemos por alto, en cambio, que Companys fue un golpista juzgado y condenado
por el gobierno republicano. No pasemos por alto que, según algunas fuentes, fue
el responsable de la muerte de miles y miles de personas, sólo por su ideología
o religión. No pasemos por alto que, según las malas lenguas, se aprovechaba de
su posición como presidente regional de Cataluña para librarse de las parejas
de sus amantes. Es decir, no pasemos por alto que, para algunos, Companys fue
un hijo de mil padres, y que poco fue lo que le pasó para los merecimientos que
había hecho.
Dicho
todo lo cual, que la refitolera madre de Chistorra pida perdón por
haberle traído a él al mundo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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