En un país medianamente normal -y España no lo es-, los comunistas -y más los comunistas actuales- estarían descartados como socios de gobierno. Son gente con una obcecación fanática por una ideología que nació hace doscientos años… y que allí se quedó. Eso, cuando no son simples mercachifles que agitan unos eslóganes que ya eran viejos cuando sus padres nacieron para engañar a los incautos, encaramarse al poder y, una vez allí, ostentarlo sin cortapisas.
Y
luego están los liberales, que en España siempre han sido unos incautos y el
tonto útil de la izquierda, sobre todo del PSOE. Cómo si no interpretar que Sin
vocales refuerza su alianza con Arrimadas -hay que ver lo que me recuerda
esta chica a una compañera de carrera- y da por casi seguro su apoyo a los
presupuestos generales del Estado, mientras desde el partido pomelo
dicen que se sentarán con el PSOE para evitar el influjo de Podemos en los presupuestos.
Y
mientras, los neocom, a lo suyo: vetan a Ciudadanos y le piden a Sánchez
que cuide la mayoría de la investidura. Y como a Pierre Nodoyuna todo se
le da un ardite, salvo en seguir ostentando la tercera magistratura del país
mientras teledirige la segunda, no se molesta en defender a la primera y mangonea
todo lo que puede a las demás, seguiremos como estamos.
Cuesta abajo, embalados y directos al desastre.
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