Tradicionalmente, los socialistas españoles no han creído en la democracia, ni la separación de poderes, ni el Estado de Derecho. Pero en otras épocas, al menos, se han molestado en guardar las apariencias.
Hoy,
con un nivel de indigencia intelectual y ética como no se ha visto en décadas
-quizá en toda la miserable historia de ese miserable partido-, ya ni se
preocupan de disimular. Hacen lo que les da la gana sin escrúpulos, sin
tapujos, sin vergüenza. Incluso se pavonean de eso.
¿Cómo justifica la fiscal general del desgobierno socialcomunista el archivo de las querellas contra sus patrocinadores? No apela a la inocencia de aquél a quien no hace tanto miraba con arrobo, ni a la falta de fundamento de los querellantes. No, qué va: lo justifica diciendo que se aplica la Ley desde nuestra óptica. Y ya está.
Y esto lo dice quien, actuando como notaria mayor del Reino, dejó que delante de sus narices, cuando se profanó la tumba de Su Excelencia el Generalísimo don Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España por la gracia de Dios, el féretro pasara cubierto con el pendón de Jefe del Estado. Eso es óptica, y lo demás son tonterías.
Por
ello, y por mucho más…
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