martes, 1 de septiembre de 2020

Reflexiones atemporales (XIV): Deleta est monarchia?

Mis recuerdos del (único curso de) latín que estudié no van más allá del sum, es, est, sumus, estis, sunt, y de algunas de esas citas que Churchill señaló que, salpimentadas adecuadamente, dan realce a un discurso.
Entre estas citas se encuentran, claro está, las cesarianas Vini, vidi, vinci, Alea jacta est y Brutus, tu quoque, fili mii (aunque, según algunos, Cayo Julio César la habría dicho en griego), la ciceroniana Quosque tandem abutere, Catilina, patientia nostra, la cartesiana Cogito ergo sum y la celebérrima Delenda est Carthago de Catón el viejo que, al igual que la del filósofo francés antedicho, me crucé por primera vez en un volumen de Astérix (en dos distintos, de hecho) y que, en el caso de Renato, llevó a un relativamente bochornoso (al menos, para mi amor propio) episodio escolar.
A lo que iba. Pensaba utilizar, mutatis mutandis (otro latinajo), la frase de Catón, sólo que aplicándola a la monarquía. Pero investigando cuál sería la traducción al latín, me encontré con que el trasunto coronado con el mismo tiempo verbal que el original ya había sido utilizado (o era, al menos, conocido) anteriormente. En cualquier caso, si la traducción que titula esta entrada se aleja del sentido pretendido, pido disculpas. Y ahora, vamos al grano.
El impulso para escribir esta entrada vino, naturalmente -naturalmente porque, si uno observa las entradas de los días anteriores y posteriores, verá que las noticias se produjeron alrededor de las mismas fechas- de la decisión de Su Majestad el Rey (ni Emérito ni leches) don Juan Carlos I, a quien Dios guarde muchos años, de abandonar España, quién sabe si con carácter definitivo, ante la campaña de acoso y derribo que, empleándole como palanca (¿o como punto de apoyo?), busca acabar con la Monarquía en España.
Dudé si dedicarle al tema una entrada normal, saltándome (o no) la regla habitual de comentar los sucesos por orden de aparición ante el micrófono. Decidí tratar el asunto en una entrada de esta serie. Por una parte, tiene la importancia suficiente; por otra, afecta a mis convicciones políticas más profundas; finalmente, el que haya pasado prácticamente un mes -aunque ese mes sea el de Agosto- desde que tuvo lugar el anuncio me permitirá tomar perspectiva y, quién sabe, conocer nuevos acontecimientos.
Servidor es, en mi familia inmediata, el único monárquico convencido (en parte porque, parafraseando a Churchill, la monarquía es, descontados los demás, el menos malo de los sistemas políticos, al menos para España). Las cosas oscilan desde la antipatía personal hacia el padre del actual monarca hasta la consideración de que con una forma de estado un poco más autoritaria (y, naturalmente, de derechas) nos iría mejor.
Cuando alguno me indicaba los deslices, errores o faltas del anterior Jefe del Estado, mi respuesta era invariablemente que soy monárquico, no gracias a Juan Carlos I, sino más bien a pesar de él (en particular, y de su familia en general). Y visto como empezaron y terminaron las dos intentonas republicanas en España, es casi seguro que a la tercera vaya la vencida, y que la vencida sea España.
Por otra parte, vistas las reacciones a la marcha de don Juan Carlos -los golpistas se alegran; Chistorra exige a Su Majestad Felipe VI, a quien Dios guarde muchos años, que abdique, y acusa al desgobierno socialcomunista de encubrir la huída (de eso saben mucho) de Juan Carlos I; el Chepas utiliza la salida para cuestionar al Jefe del Estado; el PP pide a Sin Vocales que desautorice a Junior, mientras las juventudes (la cursiva es porque los miebros de esas agrupaciones, de cualquier partido, tienen de jóvenes lo que yo de arzobispo de Constantinopla) suciolistas les hacen los coros a los golpistas y dctr Snchz escribe una carta a los mil y un tontos socialistas proclamando que los socialistas son leales a la Constitución, a toda (éste no conoce la afirmación de su predecesor más remoto, cuando dijo que se saltarían la legalidad cuando les saliera del epidídimo)-, concluyo esta entrada con unos versos del himno de la Guardia Civil, que vienen al pelo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
¡¡¡VIVA EL REY!!!
¡¡¡VIVA EL ORDEN Y LA LEY!!!

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