Equivocarse es humano. Echarle la culpa a otro es más humano todavía. Y acusar a los demás de los defectos de los que uno adolece (me encanta usar este verbo para demostrar que sé lo que significa y cómo emplearlo) es, podríamos decir, el culmen de la humanidad.
En esto, la izquierda española demuestra ser de lo más humana. Porque que un fiscal que guarda una lealtad casi perruna (pobres canes, cuántos epítetos denigratorios les incluyen) a la actual fiscal general del desgobierno socialcomunista, que ya sabemos de dónde ha salido, acuse de contaminación ideológica a dos compañeros para atacarles ante la convocatoria de la Junta de Fiscales de Sala por las querellas contra el desgobierno por su nula gestión de la crisis de la Covid-19, tiene bemoles, como los tiene el que emplee una expresión tan vulgar como que con esta tropa, no podía ir a la guerra. Lo que, por otra parte, demuestra en qué términos concibe esta gente la política.
Por ello, y por mucho más…
No hay comentarios:
Publicar un comentario