Ceder al chantaje siempre es peligroso, por muy fullero que sea el chantajeado. Y es que, una vez has cedido, el chantajista lleva las de ganar, porque una vez se cede es complicado poner los pies en pared sin correr el riesgo de perderlo todo.
Valga el enrevesado párrafo
anterior para intentar explicar la situación en la que se encuentra -o parece
que se encuentra- el psicópata de la Moncloa a la hora de recabar los apoyos
parlamentarios que precisa para seguir detentando el poder. En cuanto accedió a
la primera de las reclamaciones de secesionistas y terroristas, estaba perdido
(o lo estaba España, que viene a ser la consecuencia lógica), puesto que la
ambición de esa gente es como la fuerza de atracción de un agujero negro:
cuanto más les das, más ansia tienen.
Así, no es extraño que en Ferraz
admitan dificultades; pero si creen, como dicen, que la investidura se acelerará, es porque están dispuestos a desmantelar el país con tal de seguir
ellos al frente.
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