La izquierda se arroga el monopolio de la tolerancia y la libertad. Nada sorprendentemente, es la izquierda la que muestra los mayores rasgos de intolerancia y de pensamiento único.
Hace una semana, se iba a
presentar en una librería de Sevilla el libro La Secta. El activismo trans y
cómo nos manipulan, cuya tesis central es que el movimiento queer se ha
transformado en una nueva religión, con su propia inquisición para quemar en la
hoguera o lapidar a quienes se atrevan a contradecir sus dogmas. (…) esta secta
se sirve de la persuasión coercitiva, la propaganda, la censura y las promesas
de salvación, y se centra en personas vulnerables como los adolescentes.
Naturalmente, hubo quienes acusaron
a la librería de promover mensajes de odio y de acoger discursos
tránsfobos. Ante el revuelo causado en redes sociales, el establecimiento decidió ceder a las presiones y anular el acto, diciendo que creían profundamente en
la importancia de ser un espacio inclusivo y respetuoso para todos y todas.
Estos gilipuertas, además de dejar fuera a todes los que montaron el
guirigay, no se daban cuenta de que, cediendo a las presiones de uno, no eran
respetuosos con aquellos contra los que se dirigían las críticas.
Es decir, para los NoCHe, eres libre de pensar lo que quieras, siempre y cuando pienses lo que ellos quieren que pienses.
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