Marxismo y libertad se llevan bastante mal. Probablemente porque los marxistas saben que, sometidos a un escrutinio cuidadoso, libre e imparcial, sus postulados se revelan falsos, y sus objetivos perniciosos (para los demás).
Por eso, si rascas un poco a un
marxista encontrarás enseguida a un autócrata. Por eso, cuando el psicópata de
la Moncloa y la tucán de Fene anunciaron el pacto entre sus formaciones para su
deseado nuevo desgobierno socialcomunista -que tendríamos la desgracia de
padecer-, rehuyeron a la prensa. Por eso, la sede del ejecutivo abroncó a los periodistas por querer preguntar.
Que escándalo, pretender
informar. A quién se le ocurre.
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