El ecologismo coñazo, como ideología totalitaria que es, busca controlar todos los aspectos de la vida de las personas, piensen o no piensen como ellos: qué decir, qué hacer e incluso qué comer.
Porque, obviando el hecho -el
marxismo y sus derivadas tienden a olvidar los hechos, y así van de fracaso en
fracaso- de que el hombre es una especie omnívora, y que hay determinados
nutrientes que sólo pueden obtenerse siguiendo una dieta con elementos animales,
afirman que sólo los vegetarianos son verdaderamente ecologistas.
Pero en esto, como en todo lo demás que tiene que ver con el medio ambiente, se está produciendo un cambio, y así resulta que cada vez hay menos vegetarianos en España: su número, en apenas un par de años, ha disminuido en medio millón.
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