El desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer no es una novedad en la historia de la izquierda española en general, y del partido de la mano y el capullo en particular. Es, simplemente, la culminación de un despropósito, la destilación de la quintaesencia de la inanidad inepta, malvada y sin escrúpulos.
Pero, como toda obra humana, es
susceptible de empeorar (como diría Super Ratón, no se vayan todavía, ¡aún
hay más!). Y así, una de las mayores inútiles que ha parido la extrema
izquierda reciente -y eso ya es mucho decir- se postula como próxima titular
del ninisterio de Mortandad, al tiempo que pide discreción.
La que no tuvo ella, cuando en sede parlamentaria hacía el gesto de apuntar con una pistola y disparar a los de la bancada de enfrente…
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