Uno de los problemas que tienen los necionanistas catalanes es que se creen que todo el monte es orégano: como desde Madrid siempre les han reído las gracias o, aunque no se las rían, les han concedido en mayor o menor pedida todas sus reclamaciones, piensan que tienen razón y que todo se les concederá.
Por eso, desde un punto de vista
externo y objetivo cabe considerar como una locura -y como un corolario
perfectamente lógico a su ilógico delirio- el que el separatismo haya lanzado a
sus sedicentes comités de defensas de la república a reclamar también la
Cataluña del Norte en Francia (es decir, y básicamente, el Rosellón y la
Cerdaña). Ante esto, y parafraseando a los Hombres-G, sólo cabe decir una cosa.
La cagaste, Burt Lancaster.
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