En Argentina, un país que lo tiene todo para ser rico y en el que, en cambio, algunos ricos lo tienen todo, se ha celebrado la primera vuelta de las elecciones presidenciales.
Contra todo pronóstico, el aparente favorito, Milei -un bufón según algunos, un loco según otros… pero bueno, tampoco ponían por las nubes a Zelenski, y ahí está, aguantando el tipo- quedó segundo… tras el candidato kichnerista (es decir, peronista, es decir, clientelista) que ha sido ministro de Economía en el gabinete que ha hecho más profunda aún la fosa en la que se encuentra el país.
En Venezuela, la oposición ha
conseguido por fin unirse y una candidata, María Corina Machado, ha aglutinado
el noventa y tres por ciento de los votos en las primarias de la oposición.
Mientras, en España, hay quienes
votan a un psicópata embustero, a sabiendas de que para seguir detentando el
poder se aliará con comunistas inútiles (esto suele ser una redundancia),
separatistas, terroristas y casi cualquiera que pase por allí… pero, como dicen
al votar, al menos no gobierna la derecha.
Y así nos va, a unos y a otros.
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