domingo, 21 de abril de 2024

Ay, los boches…

Los ecologistas sandía, que frecuentemente coinciden con los ecolojetas y con los ecologistas de despacho, hablan del tema (me refiero a la verdadera conservación de la naturaleza) sin tener ni pajolera idea del mismo, ni de todas las derivadas o implicaciones.

Por eso, de vez en cuando, conviene que haya gente que, viviendo sobre el terreno (y nunca mejor dicho) les traiga de vuelta a la realidad, aunque sea tirando de ironía (o no). Es el caso de Alemania, en la esquina de los ignorantes, y Botsuana, en el rincón de los prácticos.

En efecto, la ministra germana de Medio Ambiente -ecologista sandía, ¡cómo no!- había planteado la posibilidad de limitar o prohibir la entrada en territorio alemán de trofeos de animales salvajes cazados en países africanos, siendo Alemania uno de los países europeos que más trofeos de este tipo importa.

Ante esto, el presidente de la nación africana expresó su deseo de regalar veinte mil elefantes a Alemania, señalando que no era ninguna broma y que, además, los paquidermos deberían estar en libertad, puesto que el clima alemán ya es suficientemente malo para los colmilludos como para además estar encerrados.

Más en serio (supongo que, a pesar de su afirmación, todo era una chanza), el mandatario africano reprochó al Gobierno alemán que es muy fácil opinar desde Berlín de lo que ocurre en Botsuana, señalando que los elefantes acaban con cosechas, matan y destrozan aldeas, y que la caza ayuda a luchar contra la superpoblación además de generar importantes ingresos para el país. Como muy bien dijo, están pagando el precio de conservar esos animales para el mundo, señalando que un cuarenta por ciento de su territorio está preservado para ellos, y pidiendo que la ministra y sus compañeros verdes tengan estos animales en su patio trasero y vean los problemas que conllevan.

Siendo como son unos cabezas cuadradas, no sé yo si los teutones van a captar el tema en su totalidad…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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