Que a los de la mano y el capullo les pone visiblemente nerviosos -y, siendo como es un partido absolutamente piramidal esa alteración viene de la cúspide, es decir, del psicópata de la Moncloa- que se mencione en el debate político el nombre de Begoña Gómez es algo absolutamente claro.
Así, cuando un medio de comunicación menciona
los negocios cuando menos poco estéticos de la susodicha, el Pitecantropus
pucelanus arremete contra ese medio y lo califica de fábrica de bulos.
Y el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer afirma que
llevar a los tribunales los antedichos negocios de la suprascrita sería una denuncia falsa.
Si tan bulo es la cosa, si tan falsa sería la denuncia, ¿qué les preocupa? ¿Por qué no se interpone una querella por injurias y calumnias? ¿Por qué no actúa el fiscal particular del gobierno?
¿No será que el bulo no es tan bulo, ni la denuncia sería tan falsa?
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