Durante la pandemia de la Covid-19, una de las justificaciones más alegadas por el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer era que se trataba de algo repentino e imprevisible, que les había pillado por sorpresa.
Mentira y gorda. Primero, porque ya se sabía cómo
estaban las cosas en países de nuestro entorno, como suele decirse, y a
pesar de ello se mantuvo la algarada feminazi de todos los ochos de Marzo para
después, y sólo después, decretar ilegalmente un confinamiento del tipo a
buenas horas mangas verdes. Pero es que, además, había multitud de informes
que, como luego se ha ido descubriendo, meses antes advertían sobre lo que se
nos venía encima y las precauciones que cabía ir tomando. Lo sabían y callaron,
aunque ellos sí que se protegieron.
Con el apoyo del Kremlin a Cocomocho
ha pasado algo parecido. El psicópata de la Moncloa ya conocía los vínculos del
espionaje ruso con los jotaporcatos desde 2.018, porque el Centro Nacional de Inteligencia le informó de ello. Y no sólo no hizo nada para
defender la integridad territorial patria y el ordenamiento constitucional,
sino que destituyó al teniente coronel de la Guardia Civil que investigó las injerencias rusas en Cataluña.
Y a este chacal tenemos guardando el redil. Apañados vamos como no le echemos a palos y pedradas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario