Cuando algún miembro del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer jura y perjura -más lo segundo que lo primero, pero la expresión es la que es- que no hará determinada cosa, la duda que cabe a cualquiera con criterio no es si incumplirá su palabra, sino cuándo lo hará.
Porque es matemático, axiomático y hasta
paradigmático, que no sé si es aplicable, pero sí esdrújulo. La habitual divergencia
entre la izquierda patria y la verdad ya no es que tengan direcciones
divergentes, es que se desplazan en sentidos opuestos. Mienten más que hablan.
Así que, a pesar de todas sus proclamas sobre
líneas rojas y demás, era sólo cuestión de tiempo que el psicópata de la
Moncloa claudicara y colara una reforma penal con la bajada de pantalones
(perdón, quería decir la ley de amnistía), por la que anulará delitos de
terrorismo, traición y malversación.
Nihil novum sub sole: hace ahora casi noventa años dijeron, muy pomposos, no pasarán… y pasaron.
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