Como no me canso de repetir, no existe otro PSOE. Los de la mano y el capullo han sido así, y probablemente seguirán siéndolo hasta que la formación desaparezca.
Lo único que ha
cambiado es que ahora las cosas las hacen con mucho más descaro, más desfachatez, más desvergüenza.
Porque ¿cómo calificar si no el hecho de que la mujer del mamporrero en el
Tribunal Prostitucional del psicópata de la Moncloa (aclaremos: la Moncloa tiene
un psicópata dentro, y este psicópata tiene a un mamporrero en el Tribunal
Constitucional; cosas del -sí, es masculino- hipérbaton) vote a favor de un informe que avala la
constitucionalidad de la ley de amnistía?
¿No debería haber
algún, no sé, tipo de incompatibilidad, abstención, recusación… decencia?
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