Hay varios rasgos de carácter concomitantes a los del partido de la mano y el capullo que parecen haberse agudizado en los últimos tiempos.
En primer lugar, les importa tres pitos el
ordenamiento jurídico. Ya lo dijo su fundador en su estreno en sede
parlamentaria, al afirmar, y quedarse tan ancho, que su partido actuaría al
margen de la legalidad si el hacerlo dentro de sus márgenes no les permitía
alcanzar sus objetivos. Alguno dirá que eran otros tiempos, que hay que poner
las cosas en su contexto, que si esto o que si lo otro. Pero ¿por qué no
aplican esa misma ecuanimidad objetiva y tolerante cuando hablan, por poner un
caso, de la conquista de América?
Lo cual nos lleva al segundo elemento: el
ansia desmedida por alcanzar el poder y detentarlo todo el tiempo posible es,
en realidad, el único objetivo de ese partido -de esa banda, más bien-, y a él
dedican todos sus recursos y esfuerzos.
El tercer punto es que no sólo dedican sus
recursos, también los de los demás. Tienen una concepción tan patrimonial
del poder que consideran no sólo que les corresponde exclusivamente a ellos por
derecho divino (laico, por supuesto), sino que todo lo público es suyo para que
lo utilicen como les parezca o, directamente, arramblen con ello.
El cuarto punto es que han sido, en general,
bastante cortitos intelectualmente. Ojo, que no digo que no tuvieran estudios o
que fueran todos idiotas, pero la mayor parte de la tropa del partido
responde a esta descripción: están en política porque no tienen estudios,
oficio ni beneficio; y no los tienen porque el vacío intracraneal no les da
para más.
Unido todo ello, se explican muchas de sus
actuaciones, sobre todo las recientes. La
fiscalía hizo una filtración que vulneraba el derecho de defensa de la pareja
de Isabel Díaz-Ayuso (punto uno), buscando eliminar uno de los mayores
obstáculos a su rodillo (punto dos). Y lo hacen pastoreando a su antojo el
ministerio público para proteger sus intereses (punto tres), en lugar de
atender al mandato constitucional de atenerse al interés general. En lo que no
han caído es que esa filtración y esa vulneración pueden determinar la nulidaddel caso.
Punto cuatro.
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