A los lectores habituales del blog les sonará lo que viene a continuación. Sí, lo sé, tiendo a repetirme, pero ¿qué queréis que haga, si la realidad también tiene la pésima costumbre de repetirse una y otra vez?
Por culpa del malhadado sistema electoral que
rige las elecciones a diputados -en lugar de protestar tanto, las formaciones
que se quejan podrían instar su reforma, porque es lo que digo siempre: si no
te gustan las reglas, no juegues; pero si juegas, luego no protestes, porque
conocías las reglas-, con bastante frecuencia (de hecho, en más de la mitad de
los casos el gobierno, monocolor o no, no ha estado respaldado por una mayoría
absoluta) se ha tenido que recurrir a las formaciones regionales, que han vendido
bien caro su apoyo.
No pasaría nada si esas formaciones respetan
la Constitución. Pero cada vez más la respetan cada vez menos, a pesar de lo
cual algunos psicópatas sin escrúpulos morales se apoyan en ellas. Y claro, están
tan acostumbrados a que se satisfagan todos sus caprichos que se han debido
creer que todo el monte es orégano, se han liado la boina a la cabeza y se han
lanzado a unas exigencias de máximos.
Es el caso de ese terrorista al que apodaban el
Gordo, que ha proclamado que Vascongadas es una nación formada por siete territorios y quieren decidir su futuro. No sé si se ha enterado, pero al Norte
de los Pirineos, donde se enclavan tres de esos territorios, a esas
bromitas no le ven la gracia. De hecho, son más centralistas de lo que nunca se
ha sido en España.
Así que, si siguen pidiendo por esa boquita,
a lo mejor se llevan un bofetón que les hace saltar todos los dientes.
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