En el segundo volumen de su tetralogía, Thomas Mann no hace como en el primero, en el que la narración abarcaba varias décadas, sino que se concentra en un período muy breve de tiempo; me da la impresión que sólo de varios meses, o de un par de años a lo más.
En efecto, relata la etapa de la vida de José
que va desde que empieza a tener los sueños en los que aparecía por encima de
sus hermanos hasta el momento en que éstos, hartos de él, le venden a unos
mercaderes tras haberle arrojado a un pozo seco.
En descargo de José, hay que decir que,
inteligente como es el personaje, comienza a darse cuenta de lo repelente que
ha sido hasta ese momento y, quizá pensando que se lo merece, mantiene la boca
cerrada mientras es vendido.
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